Ateo agnostico
15 Nov 2021¿Saben? El asunto con escribir aquí es, en realidad, una forma de recordar las cosas que opino sobre materias específicas, y luego olvido porque, bueno, yo soy así.
Uno de mis pasatiempos más cuestionables (diría quizá algun psicólogo) es el repasar constantemente las cosas que di como ciertas o les tengo algo de confianza. Esto es necesario cada cierto tiempo porque las personas cambiamos a través de los años, maduramos, y nos damos cuenta que nuestra evaluación de ciertos parámetros necesitan ser repasados en función de la perspectiva que vamos ganando. Además, me interesan tantas cosas en este universo observable que muchas veces es necesario tomar desiciones apresuradas para poder seguir adelante (lo anterior no aplicar a los efectos de la cerveza sobre el cuerpo humano).
Es necesario seguir leyendo, estudiando, conversando, identificando sesgos cognitivos y ver cómo nos afectan de forma parcialmente invisible. Lamentablemente, ésta no es la conclusión de gran parte de la gente que he podido conocer. Mucha gente se queda con lo que le dicen en la infancia y son obligados a decir sostenidamente a lo largo de su vida, sin posibilidad a duda ni explicación alternativa. O si bien pueden superar esta barrera, saltan a la siguiente y quedan ahí, porque la segunda o las siguientes parecieran ser diferentes. Cuando alguien proclama que sabe algo, reniegan de las dudas y las tildan de malas, que la ignorancia es ser débil, vulnerable; siendo muchas veces exactamente lo contrario.
Entonces, acá escribiré un poco sobre por qué me considero Ateismo Agnóstico.
Después de pasar toda mi infancia y parte de mi adolescencia siendo un ferviente cristiano, de aquellos que pasaba su tiempo libre en la casa parroquial de Lorenzo Arenas (Concepción) y Hualpén; creo que era cosa de tiempo solamente para llegar individualmente a la conclusión del ateismo, o que no creo en la existencia de dioses. En ese entonces, mi ateismo provino de la experimentación de la realidad dentro de las iglesias y su desconexión con lo real: Se canta sobre un dios que vive entre nosotros y se manifiesta en todos los aspectos de la vida. Traté de verlo en todas partes, pero su ausencia siempre fue una constante. ¿Acaso era una mala persona por no percibirlo? ¿Cómo un dios tan poderoso puede confiar su existencia a la interpretación humana y no en la evidencia explicita de su existencia? Raro por lo bajo.
Fue complejo, pero confié en la conclusión que había llegado: no existía el dios del que me habían contado. Al principio fue dificil, ya que el cristianismo (y en particular el catolicismo) inserta en los creyentes la culpa como uno de los mecanismos fundamentales para no separarse del “camino de dios”. Se desarrolla la idea del infierno eterno y obviamente uno no quiere eso ni para uno ni para sus cercanos.
Además, esta decisión tampoco solucionaba el vacío existencial, esa angustia de sentir que nuestra existencia no es, potencialmente, fundamental ni destinada a algo. Esto último sólo se logra evitar con estudio y reflexión. Y vaya que es necesaria la reflexión, porque la realidad es aún más abrumadora cuando no crees que exista un dios.
Las proposiciones ateas y agnósticas.
Al conversar con otros autodenominados “ateos” se entendía que, en realidad, muchas veces era sólo otro nicho de apariencias, donde interesaba ir en contra de la iglesia o cualquer cosa que tuviera tintes sacros; o que simplemente les gustaba agredir las creencias de otras personas porque les parecían estúpidas. Esas personas se sentían “superiores” por no creer, pero bastaba cruzar algunas palabras para darse cuenta que no les interesaba comprender la realidad. Afirmar que no existen dioses era, de alguna forma, parte importante de su personalidad rebelde. Lo que siempre me llamó la atención de ellos era ¿cómo afirman algo sin evidencia? ¿Acaso los ateos son igual de dogmáticos que los cristianos?
Pero resulta que no es así, porque el ateismo no es dogmático, no es la declaración o afirmación de que no existen dioses, sino la negación de una creencia injustificada ante la falta de evidencia. ¿Por qué yo debería creer en dios? ¡demuestrenme ustedes que existe, luego les creo! Esto, en el pensamiento crítico, es llamado la carga de la prueba. Parafraseando a Carl Sagan: “Afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria”.
Por otro lado, están los agnosticos, que son personas que consideran que no puede ser demostrada la existencia o la no-existencia de deidades, ya que no existen evidencia suficiente para concluir alguna de las anteriores. El agnóstico cree que la existencia o no existencia de deidades no puede ser demostrada o no hay suficientes evidencias para confirmar una u otra posición. Ante la pregunta: ¿Sabes si existe dios? Un agnóstico dice: no sé; podrian ser muchos, uno, o no existir. Ésta afirmación les da a los agnosticos fama de despreocupados o de ser algo hippies.
Existen diversas corrientes filosóficas con definiciones bien detalladas sobre qué es el ateismo, el agnosticismo y sobre un sin fin de corrientes alternativas. Pero bajo mi perspectiva, lo fundamental aquí es entender que el saber y el creer son cosas y planos diferentes del conocimiento, y depende de nuestra honestidad intelectual averiguar cuál es el dominio en el que estamos inmersos.
El siguiente gráfico tomado de la página el diferenciador resulta ilustrador:
Ambas dimensiones independientes (saber, creer) pueden ser representados en el plano cartesiano y cuantificarse a lo menos 4 zonas diferentes independientes; por ende ser ateo agnóstico es una respuesta plausible ante la vida. Yo me considero Ateo agnóstico porque considero que el ateísmo y el gnosticismo son planos diferentes de un mismo suceso.
Ante la pregunta ¿CREES en dios? Yo digo no, no creo. No veo evidencia de él ni ninguna manifestación en toda la historia, por lo que me considero ateo. Mi ateismo proviene desde la experimentación de la realidad. Ante la pregunta ¿SABES si existe dios? Yo respondo no sé, no tengo cómo comprobar que existe, o que no existe, por lo que me considero agnóstico.
El ateismo es una opinión, pero el agnostiscimo es la conclusión de vivir en un mundo sin fronteras claras, por lo menos para un simple humano.